
Vamos aclarando el panorama: una Paradoja es una declaración en apariencia verdadera que conlleva a una auto-contradicción lógica o a una situación que contradice el sentido común. Los recursos de la Paradoja han sido aprovechados en la ciencia y en el arte. Por eso, si pensamos en Arte y Paradoja, naturalmente evocaremos al divino Oscar Wilde. Wilde fue un artista que fundió sus parámetros estéticos con una ética propia. Fue un aforista delicado y feroz, un dandy de guantes amarillos y certeras apreciaciones que desnudaban la naturaleza humana. Su dominio de la paradoja se emparenta con el milenario arte del haiku, donde la sentencia final depara un instante de iluminación. Veamos: "La educación es algo admirable. Pero es bueno recordar de vez en cuando, que nada que valga conocerse puede ser enseñado."; "Los hombres interesantes son los que tienen un futuro. Las mujeres interesantes, las que tienen un pasado."; "Los hombres se casan por cansancio. Las mujeres por curiosidad. Los dos se llevan una desilusión."; "La puntualidad es una pérdida de tiempo." Aplausos. El esteticismo de Wilde describe una trayectoria recta, zumbante, supersónica. En cambio, la paradoja arjoniana es una paradoja lisiada, de trayectoria trunca, brusca y tosca. Si Wilde descorre los velos, Arjona te arranca la medibacha; si Wilde sostiene su copa, Arjona voltea la jarra; si Oscar escribe con sus guantes, Ricardo lo hace con los dedos manchados de Bardahl Máxima Compresión. Oscar Wilde es un misterio, Arjona un chisme. Contrastemos: "Tu reputación son las primeras seis letras de esa palabra"; "Vi como te merendabas al del 6 mientras su mujer mojaba el negligé..."; "Cómo encontrarle una pestaña a lo que nunca tuvo ojos"; "Acompáñame a estar solo"; "De vez en mes te haces artista, dejando un cuadro impresionista debajo del edredón; de vez en mes la cigüeña se suicida". Suficiente. Ricardo Arjona es un aforista desaforado. El borbotón folletinesco de Arjona, de alta toxicidad y elevado contenido lípido, no debería poder llamarse poesía. ¿Qué es entones?; ¿En qué radica la importancia de llamarse Arjona?: en ser esa sustancia por la que millones de moscas no pueden estar equivocadas; en ser la sinrazón por la cual una horda barbárica se amontona en múltiples Luna Parks (o el Templo de la Vaselina y el Sudor). Así, noche tras noche, el paradojista paradojea. Bellaco, el muy paradojeador. Con su botín, el otrora bardo urbano que paradojeaba el la peatonal Florida, ahora continúa su empresa paradojista en una lujosa suit del Faena Hotel, a razón de u$s 650 por día. Es decir $ 2015 según la cotización actual, o sea 20 billetes con la cara de Roca (mas un Belgrano y un San Martín), convertibles en 3663 jabones Limol en lo de cualquier chino amigo. Si el lúbrico trovador (que también tiene la cara de roca) decidiera efectuar esta inversión, podría destinar la mitad de los mencionados productos de tocador en beneficio de sus grasos escritos y el resto para aliviar esa impronta de oloroso estivador portuario que lo caracteriza, con todo el respeto que el gremio de la noble merluza merece. Con este
extreme make-over las cosas podrían ser distintas. No sé si mejores. Porque el problema de Ricardo no es que sea un grasa; el problema es que no lo puede evitar. El problema no es que se crea galán; el problema es que le pegaba a la jermu. El problema no es que llene los Luna Parks; el problema es que esa gente elige presidentes. Paradójico.
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